lunes, 17 de diciembre de 2018

Mediación para la concordia social II

En la entrada anterior expuse que el mediador, ese facilitador del diálogo, les ayuda a las partes a definir sus necesidades y a proponer soluciones, pero no las sugiere. Esto requiere una mayor explicación.

Tal vez la mayor claridad se consiga por oposición con la figura del conciliador, quien a diferencia del mediador sí puede realizar propuestas de arreglo, y es una figura muy conocida por ejemplo en materia laboral o en asuntos del consumidor. ¿Por qué el mediador no puede sugerir una solución?

Hay dos respuestas, la primera es muy pobre porque consiste en afirmar simplemente que, si lo hiciera, ya no sería mediación. Pero dado que cualquier método de solución de conflictos no es un fin en si mismo, podríamos entonces sugerir que en cualquier ámbito la mediación se sustituya por la conciliación, pues parece de elemental lógica que es mejor poder formular propuestas de solución que no deber realizarlas.

La segunda respuesta va al fondo del asunto: la conciliación es ideal para asuntos en los que los pleiteantes no se van a volver a ver, por lo que su conflicto suele tener dos rasgos, el primero es que requieren una solución rápida de ejecución inmediata o en corto tiempo; el segundo es que no hay un profundo involucramiento emocional.

Por su parte, la mediación es ideal para aquellas controversias en que las partes probablemente deban convivir un buen tiempo entre ellas o la ejecución del acuerdo sea de largo plazo, tales como los asuntos familiares, los vecinales o comunitarios. Los padres divorciados con hijos seguirán necesariamente siendo padres, los vecinos, vecinos.

Así, al conciliador por método no le preocupa que las personas desarrollen la capacidad de dialogar entre éllas. Al mediador sí, y de hecho tal vez sea su objetivo principal, dado que la apuesta es que en un futuro, tanto si vuelven a tener un conflicto entre las mismas o con otras personas, ya no requieran ni siquiera la mediación, sino que cuenten ya con las habilidades, capacidades y conocimientos necesarios para resolverlo mediante el diálogo.

De esta forma el mediador debe esforazarse, junto con las partes, en que desarrollen propuestas de solución porque en buena medida esa es la prueba de que han construido un espacio de confianza y desarrollado lo necesario para dialogar. Formular propuestas por el tercero facilitador es renunciar a a ese desarrollo tan necesario en nuestra sociedad.

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